¡Por fin llegaron las ansiadas vacaciones!  

En este periodo abandonamos temporalmente nuestras ocupaciones habituales, lo que contribuye al descanso físico. Es un buen momento, también, para alejarnos de nuestras preocupaciones y conseguir descansar mentalmente. Para este último objetivo te vamos a proponer 7 ejercicios:

  1. Respiración: contactar con tu respiración unos minutos al día te ayudará a profundizar en tu descanso y a hacer frente a esos momentos de estrés que también pueden producirse en verano. Centra tu atención en la punta de tu nariz y observa como el aire entra y sale. No intentes cambiar tu respiración de ninguna manera, simplemente permanece atento. Seguro que muchas veces te distraes y comienzas a pensar en otras cosas. No te preocupes, eso es normal, simplemente cada vez que te des cuenta de que te has distraído vuelve de nuevo tu atención a la respiración. Puedes comenzar practicando 5 minutos al día e ir aumentando el tiempo progresivamente hasta 15-20 minutos.
  1. Escáner corporal: este ejercicio es una variación del anterior. En este caso, en lugar de utilizar la respiración para fijar la atención, utilizaremos el cuerpo. Recorre tu cuerpo poco a poco, observando las sensaciones que sientes en cada zona corporal. Te proponemos que empieces desde la punta de los dedos de la pierna izquierda y vayas subiendo poco a poco. Cuando llegues a la altura de la cadera cambia de pierna. Una vez que has terminado con la parte inferior del cuerpo, centra tu atención sucesivamente en el abdomen, tórax, brazos y cabeza. Cada vez que te distraigas y te des cuenta, vuelve la atención a la zona corporal que estuvieras revisando. Este ejercicio puede durar unos 15-30 minutos, dependiendo de la velocidad con la que lo realices.

  

  1. Contacta con tus deseos: nuestros deseos pueden ser una guía hacia el crecimiento personal. Durante este verano te proponemos lo siguiente. Piensa en tres deseos que te gustaría conseguir durante el próximo año y escríbelos. Es importante que esos deseos dependan de tu conducta (no vale, por ejemplo, que me toque la lotería el años que viene). Durante las vacaciones puedes empezar a pensar qué tendrías que hacer para que el año que viene por las mismas fechas esos deseos se hayan cumplido. Después de las vacaciones empieza a trabajar proactivamente para conseguirlos.

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  1. Realiza ejercicio físico: aunque muchas veces no caigamos en la cuenta, realizar ejercicio físico es también un ejercicio mental. El ejercicio físico previene el deterioro cognitivo e incluso puede aumentar la capacidad intelectual por medio de la neurogénesis (creación de nuevas células cerebrales). La capacidad de utilizar correctamente nuestros movimientos corporales es, en realidad, un tipo de inteligencia denominada corporal-kinestésica que ha sido fundamental para la especie humana.
  1. Ensaya comportamientos asertivos: es frecuente que durante las vacaciones pueda surgir algún conflicto. Te proponemos que utilices esto como una oportunidad para ser asertivo. Por ejemplo, si algo te enfada intenta no contestar agresivamente ni inhibir tu enfado (no te lo comas sin decir nada). Expresa tu enfado de manera controlada y sin agredir al otro utilizando “mensajes yo,” que expresan cómo te has sentido frente a la actitud de la otra persona sin llegar a agredirla.
  1. Utiliza el sentido del humor: utilizar el humor nos permite tener una visión más global de las situaciones. Ante una situación adversa el sentido del humor nos permite captar aspectos positivos que tenderían a quedar ocultos de otra manera.

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  1. Maneja los imprevistos: en verano suelen producirse imprevistos. Nuestra reacción emocional ante ellos será diferente dependiendo de que los interpretemos como una amenaza o como una oportunidad. Observa cómo reacciona tu mente ante este imprevisto. ¿Qué emoción te provoca? ¿Provoca tu autocritica o el juicio hacia otros? Observar el funcionamiento de tu mente hará que tomes distancia y puedas afrontar la situación de una manera diferente, trabajando activamente para cambiar lo que se pueda y aceptando aquello que no puede ser cambiado.

Autor: Luis Manzano (Psicólogo en Método Thinking)