Muchas de las personas que vienen a Thinking comparten la misma problemática, comen cuando están estresadas o sienten estrés cuando no pueden comer. Ambas situaciones pueden acabar en comilonas descontroladas que nos hacen subir de peso y perder autoestima.

¿Qué es el estrés? ¿Son lo mismo ansiedad y estrés? ¿las personas comen por estrés o por ansiedad?

  • El estrés es una activación emocional desagradable que surge como consecuencia de una exigencia física, psicológica o social (externa o interna) que una persona experimenta en situaciones en las que siente que no dispone de los recursos necesarios para afrontarlas. Puede que una persona sepa resolver los problemas que tiene en un momento determinado pero no disponer del tiempo o de los recursos necesarios para hacerlos frente. También puede ocurrir que se sienta estresado ante un proyecto que no sabe abordar, es decir, le falta información para elaborar un plan de acción (“no sé ni por dónde empezar”). En ocasiones estas dos circunstancias pueden presentarse juntas y las personas se sienten muy estresadas.

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  • La ansiedad es una reacción emocional de alerta ante un peligro. En situaciones estresantes, la ansiedad es la reacción emocional más frecuente porque la exigencia se vive como una amenaza. Por ello ambas definiciones son muy similares pero hay una diferencia importante, el estrés desaparece pero la ansiedad continúa después de que el estímulo o factor estresante haya desaparecido. Dicho de otro modo, el estrés es reacción natural ante una situación exigente que requiere que nos adaptemos y la ansiedad tiene más que ver con el miedo y con la anticipación de consecuencias negativas que alimentan las preocupaciones que rumiamos en la mente. Además de las preocupaciones, los pensamientos obsesivos o las necesidades excesivas de control elevan la ansiedad a niveles patológicos.

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La palabra estrés proviene del verbo latino stringere, que significa provocar tensión, atar fuerte o ceñir. En física se ha utilizado para referirse a la fuerza que se aplica a un objeto, que puede romperlo o deformarlo. En psicología científica el término fue utilizado por primera vez por el fisiólogo nacionalizado canadiense Hans Selye en 1956. Selye lo definió como una respuesta global, total y automática del ser humano ante las exigencias externas e internas que no se pueden controlar de forma armónica, por lo que amenazan el equilibrio homeostático, originando en el individuo lo que él llamó: síndrome general de adaptación.

El estrés es habitual en nuestras vidas porque es una respuesta natural del organismo. Es más, el estrés es una de las principales estrategias que la naturaleza nos ha dado para ser capaces de adaptarnos a los cambios. Cualquier cambio al que debamos adaptarnos provocará estrés, ya se trate de acontecimientos  negativos (una enfermedad, una ruptura amorosa, un despido, el fallecimiento de un ser querido, etc.), como de positivos (una boda, un ascenso en el trabajo, que te toque la lotería…). Las fuentes de estrés son muy diversas, pueden provenir del entorno que nos rodea, del trabajo, de conflictos interpersonales como la relaciones, de condiciones precarias de vida…, pero también de nuestros propios pensamientos, preocupaciones o asuntos pendientes. Que vivamos el estrés mejor o peor depende de cómo seamos de reactivos o maduros emocionalmente, de nuestra vulnerabilidad en un momento concreto, de características de nuestra propia personalidad y de los apoyos sociales y materiales de los que dispongamos.

Se habla de un estrés positivo, que nos ayuda a crecer y avanzar, llamado eustress, y un estrés negativo, que nos daña y sabotea, llamado distress. Desde la psicología se plantea que cuando las demandas del medio interno o externo, son adecuadas y  asumibles  para el organismo se produce un buen estrés. Si las demandas del medio son excesivas, demasiado intensas o de menor intensidad pero prolongadas en el tiempo, y superan la capacidad de resistencia y de adaptación de una persona, hablamos estrés malo, aquel que favorece la aparición de los llamados trastornos de ansiedad.

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En 1967, los psiquiatras Thomas Holmes y Richard Rahe, realizaron un estudio en el que analizaron los registros médicos de más de 5.000 personas. Gracias a este estudio, elaboraron lo que se conoce como “Escala de estrés Holmes-Rahe”, una lista de 43 acontecimientos vitales a los que se da una puntuación en función de lo estresantes que son para la persona que los experimentan. Pueden ser sucesos negativos o positivos, pero su vivencia puede sobrepasar los recursos de los que un individuo dispone.

En esta escala se mide el grado de alteración y estrés asociado a una serie de acontecimientos. Si una persona vive varios acontecimientos estresantes y su puntuación supera los 200 puntos en un mismo año aumentaría el riesgo de sufrir algún trastorno psicosomático o de ansiedad:

EVENTOS VITALES ESTRESANTES PUNTUACIÓN
Muerte del cónyuge 100
Divorcio 73
Separación 65
Privación de libertad 63
Muerte de un familiar próximo 63
Enfermedad o incapacidad graves 53
Matrimonio 50
Perder el empleo 47
Reconciliación de la pareja 45
Jubilación 45
Enfermedad de un pariente cercano 44
Embarazo 40
Problemas sexuales 39
Llegada de un nuevo miembro a la familia 39
Cambios importantes en el trabajo 39
Cambios importantes a nivel económico 38
Muerte de un amigo íntimo 37
Cambiar de empleo 36
Discusiones en la pareja 35
Pedir una hipoteca de alto valor 31
Hacer efectivo un préstamo 30
Cambio de responsabilidades en el trabajo 29
Un hijo/a abandona el hogar 29
Problemas con la ley 29
Logros personales excepcionales 28
La pareja comienza o deja de trabajar 26
Se inicia o termina el ciclo de escolarización 26
Cambios importantes en las condiciones de vida 25
Cambios en los hábitos personales 24
Problemas con el jefe 23
Cambio en el horario o las condiciones de trabajo 20
Cambio de residencia 20
Cambio a una escuela nueva 20
Cambio en la forma o frecuencia de las diversiones 19
Cambio en la frecuencia de las actividades religiosas 19
Cambio en las actividades sociales 18
Pedir una hipoteca o préstamo menor 17
Cambios en los hábitos del sueño 16
Cambios en el número de reuniones familiares 15
Cambio en los hábitos alimentarios 15
Vacaciones 15
Navidades 12
Infracciones menores de la ley 11

Sobrevivir a situaciones que provocan estrés es difícil y muchas veces recurrimos a atajos, vías rápidas que nos calman momentáneamente y nos permiten escapar de esas sensaciones desagradables.

Aquí aparece la comida como herramienta, como instrumento de gestión emocional en el corto plazo, aunque a la larga nos daña (física y psicológicamente) y nos llena de culpa.

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Aprender a gestionar el estrés por vías saludables es fundamental para evitar los problemas de obesidad y sobrepeso de origen psicológico. En Thinking es uno de nuestros objetivos fundamentales.

Autor: Amelia Zamora (psicóloga en Método Thinking)