Mindfulness, la capacidad de darse de lo que nos está pasando en cada momento, es una capacidad innata del ser humano que puede ser aplicada a muchos ámbitos de nuestra vida.

meditation-609235_1920-1

Para poder entender mejor en que consiste Mindfulness podemos realizar una distinción entre la práctica formal y la informal.

Se realiza una práctica formal cuando adoptamos una postura corporal determinada y focalizamos la atención en la respiración o algún otro anclaje.

La práctica informal, en cambio, se produce cuando ponemos toda nuestra atención en actividades cotidianas como pueden ser, limpiar, lavarse los dientes, caminar y, por supuesto, comer. Desde este punto de vista uno de los ámbitos de aplicación más importantes del mindfulness es la alimentación.

Utilizar esta herramienta puede ayudar a cualquier persona, pero sobre todo a aquellas personas que se dan cuenta que tienen una relación difícil con la comida. Si es este tu caso reflexiona unos momentos:

¿Cuando comes sueles prestar atención a lo que estás haciendo o sueles estar distraída con otros asuntos, viendo la tele, comiendo de pie, etc? Si tiendes a no estar muy pendiente de lo que estás comiendo es muy probable que, sin darte cuenta, estés comiendo más cantidades de lo que necesitas. También es posible que estés recurriendo con más asiduidad de la que debieras a “alimentos chatarra”, con muchas calorías y pocos nutrientes.

everyday-912097_1920

Para poder empezar a aplicar Mindfulness en tu vida te proponemos dos pequeños ejercicios.

Ejercicio 1: Siéntate con la espalda erguida y presta atención a tu respiración, a cómo entra el aire y cómo sale. Seguro que al principio te distraes muchas veces, pero no te preocupes, es normal. Cada vez que te pase, simplemente vuelve a centrar tu atención en la respiración. Realiza este ejercicio unos 5 o 10 minutos al día y comenzarás a notar sus beneficios.

woman-1406353_1920

Ejercicio 2: Para aplicar mindfulness a la alimentación piensa en qué vas a comer hoy. Realiza una elección de alimentos conciente, no necesariamente los más apetecibles sino aquellos que crees que te convienen más. Siéntate con la comida y presta atención a cómo estas comiendo, a las sensaciones que vas sintiendo (visuales, olfativas y, sobre todo, el tacto y gusto que sientes en la boca).  Come despacio y sigue atento a  estas sensaciones. Si en algún momento te distraes,  tan pronto como te des cuenta vuelve tu atención a cómo estás comiendo. Prueba un día a comer así y verás como este momento se transforma en una experiencia.

tangerines-1721633_1920

Autor: Luis Manzano (psicólogo en Método Thinking)