Muchas veces tenemos en la mente ideas de cosas que queremos cambiar en nuestra vida pero no sabemos muy bien qué pasos tenemos que dar para ello. Cuando nos proponemos un objetivo, algo que queremos conseguir o superar, tenemos que tener en cuenta una serie de recomendaciones para acercarnos al éxito.

 

Para empezar, tenemos que tener muy claro qué es lo que queremos superar. ¿Cuál es realmente el problema que intento superar? En el ámbito de la alimentación podríamos plantearnos preguntas del tipo: ¿Mi problema es que me gusta mucho comer? ¿Es que tengo una mala relación con la comida? ¿Es que tengo un mal manejo de mis emociones? Sólo definiendo bien el problema seremos capaces de empezar a buscar soluciones.

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Una vez tengamos definido nuestro problema, aquello que queremos cambiar, tenemos que valorar por qué ese cambio va a ser positivo. ¿Qué saco yo de esto? ¿En qué voy a mejorar? ¿Qué beneficios voy a tener? ¿Qué voy a perder si no alcanzo este objetivo? También tendremos que pensar en los perjuicios del cambio, todo aquello que voy  a perder si cambio estos aspectos de mi vida. Cuando hayamos hecho todo esto, veremos de manera más clara si merece la pena o no hacer esfuerzos por conseguirlo. El camino hacia la consecución de una meta es duro pero si tenemos claro qué vamos a ganar será más fácil mantener la motivación.

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Hay veces que tenemos un objetivo pero lo que estamos viviendo en nuestra vida es incompatible o no tenemos la fuerza mental necesaria para dedicarle el tiempo necesario a esta meta. Un paso muy importante es decidir si queremos hacer esto ahora o dejarlo para otro momento. Si decidimos que ahora no es el momento podemos descansar y no torturarnos con culpabilidad y remordimientos por no estar haciendo nada respecto a nuestro problema, seremos más conscientes de que ahora no es el momento pero que sigue siendo un problema que cuando las condiciones sean las apropiadas abordaremos. ESTO NO PUEDE SERVIR DE EXCUSA PARA APARTAR TODOS LOS PROBLEMAS DE NUESTRA VIDA. Tenemos que responsabilizarnos de aquello que nos está causando malestar y que está en nuestra mano solucionar.

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Si hemos elegido que este es el momento de enfrentarnos a nuestro problema, el siguiente paso será ajustar las expectativas. Muchas veces queremos abarcar mucho y dar un giro de 180 grados a nuestra vida, pero como siempre se ha dicho “el que mucho abarca poco aprieta”. Vamos a ser realistas y elegir como objetivo algo alcanzable. Si me propongo algo que es prácticamente imposible de conseguir, lo único que estoy haciendo es ponerme la zancadilla a mí mismo porque es muy probable que fracase y entonces me sentiré totalmente frustrado, como un inútil que es incapaz de conseguir lo que se propone. ¡Pero claro! El problema no está en mí, sino en una mala elección del objetivo.

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Ahora que ya tenemos nuestra meta, vamos a ir pasito a pasito. Primero tendremos que gatear para luego poder andar, correr y finalmente volar. Es hora de desglosar nuestra meta final en pequeñas submetas, objetivos pequeños que nos acerquen poco a poco a nuestro objetivo final. Hacer un cambio en nuestra alimentación para el resto de nuestra vida puede asustar mucho pero si nos proponemos hacer un cambio en nuestra alimentación hoy, o esta semana, suena mucho más asequible y menos amenazador. Poco a poco iremos ganando confianza y motivación viendo que podemos conseguir estos pequeños objetivos y sin darnos cuenta estaremos cada vez más cerca de nuestro objetivo final.

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Antes de ponernos manos a la obra con nuestro trabajo hacia la meta tenemos que mentalizarnos de que UNA CAÍDA NO ES UNA RECAÍDA. En nuestro camino hacia la cima es probable que tropecemos, que resbalemos, que nos peguemos unos cuantos tortazos pero eso no significa que volvamos a estar al principio de nuestra escalada. Lo que hemos avanzado ya lo hemos avanzado, lo que hemos aprendido ya lo hemos aprendido. La caída no es más que un bache en el camino. Eso sí, tenemos que levantarnos, sacudirnos el barro y continuar nuestro viaje, aprendiendo de cada una de nuestras caídas.

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Ahora que ya sabes todas estas cosas, ya sólo queda ponerse en marcha. ¿A qué estás esperando? ¡A por ello!

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Autor: Mariana Asón (psicóloga practicum, colaboración Universidad Comillas)