Ahora que llega esta ansiada época del año, vamos a enseñaros a cuidaros sin renunciar al disfrute y al descanso y sin cambiar el chip, pues nos vamos de vacaciones para desconectar de muchas cosas, pero nuestro cuerpo necesita seguir cuidándose.

Una de las cosas que más deseamos llegada esta época es cambiar de aires. Esto es lógico, pues nuestro entorno habitual se asocia a las tensiones, estresores, responsabilidades y preocupaciones cotidianas, lo cual repercute en nuestro estado anímico. Pero en la medida en la que cambiamos de entorno durante las vacaciones, es posible que nos “despistemos” en cuanto a nuestros hábitos y rutinas, por lo que es importante estar VIGILANTES y tener en cuenta los siguientes consejos:

  • Proponte objetivos alcanzables.
  • Deja las cosas organizadas cuando te vayas también. Tranquiliza saber que cuando te vas lo haces dejando cerrados los asuntos relevantes (a nivel personal, profesional, etc.), por lo que conviene utilizar las semanas previas a las vacaciones para lograr este objetivo. Así, a nuestra vuelta, nos pillan los menos imprevistos posibles, nos agobiamos menos… y es más fácil volver a la rutina.
  • Planifica las comidas y lo que no son las comidas (actividades). Hay vacaciones más allá de la comida, por lo que hay que procurar que la comida no sea la principal atracción del lugar al que vayamos. Pensar dónde se va a ir, cómo va a ser el sitio, si es tipo cóctel, menú cerrado, qué tipo de comida van a ofrecer… Esto ayuda a ir haciéndonos una idea de las opciones que tenemos y de lo que vamos a comer (tipo y cantidad), algo que nos puede servir de referencia después para no dejarnos llevar por la improvisación o las influencias de otros, así como para estar confiados y seguros cuando vayamos a decidir. Si podemos elegir, siempre es preferible pedir a la carta que el buffet libre o un apartamento o aparta-hotel con cocina que un hotel (así tendremos más control sobre lo que comemos). Siempre es preferible comer “en casa” todo lo que se pueda.
  • En caso de comer fuera:
    • Consultar la web / carta del restaurante para saber de antemano qué se puede comer y así ir con el menú elegido. En el caso de que sea un restaurante muy conocido, entonces es preferible no mirar la carta para pedir directamente lo que se sabe que se puede comer y así evitar tentaciones.
    • Piensa dónde vas a sentarte, ya que los que están en los extremos de la mesa suelen tener menos acceso a los entrantes, bandejas, cestas, etc. que los que están en medio. De esta manera, el sitio también nos lo pondrá más fácil.
    • Tener fruta, agua / refrescos, caldo, yogures o algunas latas a mano por si acaso.
    • Salir comido (habiendo hecho la media mañana o merienda, para no ir con hambre).
    • Para la sobremesa, no hay nada mejor que la copa de balón con hielo, agua con gas y una rodajita de limón.

restaurant-805103_1280

 

  • Mantén las preocupaciones a raya. Evita que los problemas acaparen tu tiempo de vacaciones. Si hay asuntos que resolver y la solución está en tu mano, trata de dejarlo cerrado antes de irte (punto anterior). Si la solución tiene que esperar, mantenlo en “stand-by” hasta que sea el momento de darle solución (de nada sirve darle vueltas si no hay nada que hacer de momento). Y si la solución no está en tu mano, no dejes que esos pensamientos improductivos te impidan relajarte y disfrutar. Ten en cuenta que cuanto más lo pienses, más aparecerán esos pensamientos y más relevante parecerá el asunto.
  • Mantente activo/a. En lugar de ver la televisión toda la tarde, date un paseo alrededor del hotel o apartamento, pasea por la playa (incluso mejor por el agua), etc. Si está lloviendo, quizás puedas pasear por el centro comercial más cercano. Algunos hoteles ofrecen mapas de rutas para andar por sus alrededores, para correr o hacer otras actividades deportivas (escalada, montar en bici, a caballo, etc.). ¡Incluso tienen gimnasio! Ir en bici o salir por la mañana a correr por tu destino vacacional es una buenísima manera de hacer turismo conociendo mucho mejor el lugar, casi como si vivieras allí y formaras parte del lugar. Y si el hotel tiene piscina o está cerca de la playa, lo mejor en verano es nadar. Las vacaciones también son buen momento para hacer tus actividades favoritas, solo o acompañado. Tanto si te gusta la aventura, la playa, la montaña, el turismo urbano, encuéntrale sitio dentro de tus vacaciones. Sentirás que éstas han sido más productivas si logras hacer aquellas cosas que te llenan (y no el estómago precisamente). Nuestros estados de ánimo dependen de las cosas que hacemos y de con quién las hacemos.

beach-435385_1280

  • Atento/a a las comidas de los aviones. La comida habitual ofrecida por una aerolínea tiene alrededor de 1.000 calorías, pero muchas aerolíneas ofrecen alternativas que se pueden solicitar con cierto tiempo de antelación. En cualquier caso, y por si surgen contratiempos, es mejor llevarse algo de casa o comprado en el aeropuerto (sobre todo para vuelos de muchas horas).
  • Hacer las 5 comidas. Además de aportarnos lo que necesitamos a nivel nutricional y energético para afrontar el día a día, esta medida nos mantiene saciados. De esta forma, si hay que acudir a una comida pero ya hemos tomado algo de fruta a media mañana o si hemos merendado unos yogures, llegamos mucho más saciados y eso nos ayudará a comer menos y con más tranquilidad.
  • Cuidado con los cruceros, pues acaban convirtiéndose en buffets gigantes y flotantes.
  • Hacer unas respiraciones abdominales nos ayuda a evitar comer con ansia o mucha cantidad, además de ayudar a bajar nuestros niveles generales de activación.
  • Preguntar y pedir. Muchas veces se nos olvidan nuestros derechos, pero cuando pagamos por un servicio, tenemos derecho a recibirlo de la manera más correcta posible. También tenemos derecho a pedir información. Por tanto, podemos hacer preguntas del tipo “¿dónde se puede comer una ensalada por aquí?”, “¿me lo puede servir sin gratinar?”.
  • Hay que tener presente que las cantidades que ofrecen o sirven en muchos restaurantes son dos, tres o hasta cuatro veces superiores a las normales. Por eso, y si es posible, es preferible pedir medias raciones, platos para compartir o hacerse conun plato para servirse antes lo que se va a comer, lo que es muy útil cuando se sale de cóctel o picoteo ya que sirve como referencia o medida externa, de manera que después de haberse servido todo lo que se vaya a comer en el plato, podemos hacernos mejor a la idea de la cantidad total. Y una vez que se haya empezado a comer, no conviene repetir ni picotear más. Asimismo, hay que evitar comer o picar de fuentes y platos ajenos. En el caso de que sobre comida, hay que tener claro que no hay que comérselo todo, al igual que no es necesario probarlo todo, pues posiblemente ya se ha comido suficiente y no hay que convertirse en «estómagos-basura». 
  • Procurar evitar exponerse a situaciones demasiado difíciles que puedan provocar una caída.
  • Es muy importante comer con cabeza, masticando despacio, disfrutando de los sabores, dejando los cubiertos en la mesa, masticando varias veces, aprovechando para conversar con los demás comensales, mirándoles a los ojos y no a los platos, beber mientras, etc. Hay que evitar la lucha con la comida y focalizarse en el resto de las cosas: compañía, charla, diversión, ambiente… Podemos utilizar cubiertos pequeños o incluso palillos para comer más despacio y ser más consciente de las cantidades que se comen, lo cual es una herramienta muy útil cuando el menú consiste en tapas y pinchos.

asparagus-1307604_1280

  • Prémiate, pero no con comida. Las vacaciones también son un regalo (o un regalo de muchos regalos) pero no hacen falta que pasen por la comida. A veces la felicidad y el disfrute se encuentran en las cosas más sencillas (ej.: echarse una siesta, dar un paseo por la orilla, darse un masaje, comprarse un accesorio, etc.).
  • Estar vigilante, especialmente a las siguientes señales de alarma:
    • Deseo intenso de comer.
    • Sentir hambre sin razón.
    • Mirar y/o pensar en la comida.
    • Ponerse de mal humor (por las renuncias, etc.).
    • Usar excusas que “dan permiso” o alivian un posible sentimiento de culpa (ej.: “si no adelgazo en vacaciones no pasa nada”, “si transgredo no es grave, llevo muchos meses de esfuerzo”, “me lo merezco después de lo que he conseguido”, “no tengo por qué sentirme mal si transgredo, tampoco hay que ser tan radical”, “ya llevo perdido mucho peso”, “lo estoy haciendo bien, así que no pasa nada”, “estoy de vacaciones, no quiero pensar”).
    • Después de una sobre-exposición o esfuerzo (pues el cansancio puede hacernos “bajar la guardia”, nos cuesta más controlarnos, nos queremos premiar o recompensar por haberlo hecho bien, nos confiamos, etc.).
    • Si hemos abierto la mano o nos hemos dejado llevar, no está todo perdido, es MUY IMPORTANTE saber reconducirse.
  • En caso de tener alguna caída puntual, evitar conductas compensatorias, pues eso lleva a la pérdida de control. Tenemos que conseguir que hasta en la transgresión haya mesura y, en la siguiente comida, volver a hacerlo bien.

forest-road-1398227_1280

 

Autor: Gala Almazán (Psicóloga en Método Thinking)